En Las Palmeras, una pequeña comunidad con grandes sueños colectivos, un proyecto escolar se convirtió en una conquista para todos. Lo que comenzó como una inquietud de los más chicos, dentro del aula, terminó por traducirse en una ordenanza comunal que establece la numeración oficial de las viviendas del lugar.
La iniciativa surgió del interés genuino de los niños por mejorar su entorno, y fue acompañada por docentes, familias y autoridades locales. La escuela, en este caso, no sólo enseñó contenidos curriculares, sino que se convirtió en un espacio real de participación ciudadana.
“Ver cómo las ideas de los chicos se transforman en acciones concretas nos llena de orgullo. Esto nos recuerda lo valioso que es escucharlos y trabajar juntos por una comunidad mejor”, señalaron desde la institución educativa.
La numeración oficial representa mucho más que una cuestión administrativa: implica acceso más ágil a servicios, mayor visibilidad territorial y una nueva etapa en la construcción de identidad para los vecinos.
El logro, celebrado con entusiasmo por toda la comunidad, refleja el poder de la educación como herramienta de transformación social. Y demuestra que, cuando la escuela se conecta con su entorno, soñar es también construir.