Este 8 de abril se celebra el Día Mundial de la Empanada, una fecha que rinde tributo a una de las comidas más queridas por los argentinos. Aunque su origen se remonta a las antiguas civilizaciones de Persia, donde se utilizaban masas para conservar alimentos durante largos viajes, la empanada llegó a América de la mano de los colonizadores españoles, y fue adoptada con fervor por las cocinas regionales del país.
Desde entonces, cada rincón de Argentina ha sabido ponerle su sello: las jugosas tucumanas, las salteñas especiadas, las mendocinas con aceitunas, las catamarqueñas con papa, e incluso las empanadas porteñas que integran influencias de distintas culturas. Su versatilidad —ya sea al horno o fritas, de carne, pollo, verdura o incluso sin TACC— la convirtió en una presencia habitual en celebraciones, reuniones familiares y mesas cotidianas.
Su importancia es tal que la empanada fue declarada Patrimonio Cultural Alimentario y Gastronómico Argentino. No se trata solo de un plato: es una tradición viva que refleja el mestizaje, la creatividad y el sabor de cada región.
Hoy, en su día, el homenaje invita no solo a saborearla, sino también a conocer su historia, sus raíces y la diversidad que encierra dentro de cada repulgue.
La empanada celebra su día mundial: un ícono de la gastronomía argentina con historia milenaria

Cada 8 de abril se homenajea a una de las preparaciones más representativas de la cultura culinaria argentina. Con raíces en Medio Oriente y un recorrido global, la empanada encontró en nuestro país una identidad única que varía de provincia en provincia.